Elevemos el canto sagrado
Desde el suelo de Tepatitlán,
A Jesús nuestro Dios Humanado
En su Imagen, de amor gran señal.
En la vasta Región de los Altos,
Jesucristo su trono eligió;
Bendiciendo sus fértiles campos,
En las almas su fuego encendió.
Fue esta tierra por Dios preparada
por designio de amor paternal;
En un árbol bendito fue hallado
El Tesoro de Tepatitlán.
En la hermosa Región de los Altos,
Nace un Sol que nos viene a alumbrar;
Jesucristo que, abiertos los brazos;
En encino se hizo labrar.
Grande amor y respeto profundo
Este árbol de Cristo causó;
No hay dicha más grande en el mundo,
que vivir obedientes a Dios.
En favor singular que dejara
Con su imagen el Hijo de Dios;
Fue motivo que el pueblo le amará
y humilde Santuario le dio.
Desde entonces de Dios los favores
A millones se vieron bajar,
Pues clavado en la Cruz sus dolores
Con su Sangre nos hacen sanar.
En la Cruz extendidos los brazos
Y herido su pecho de amor;
Nos enseña sigamos sus pasos
Y con Él dar la vida por Dios.
Y su Sangre por nos derramada
Esta tierra empapada quedó;
Nuestra deuda por culpa heredera
A Dios Padre, amoroso pagó.
Con el alma de amor abrazada
A su Madre María nos la dio;
Y en cambio la tierna mirada,
Con su Hijo muriendo cruzó.
Si el sol con sus rayos calienta
A la tierra mandando su luz;
Cristo Rey, sus vasallos alienta,
Su bandera nos muestra en la Cruz.