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Día Noveno

MISERICORDIA DE CRISTO NUESTRO SEÑOR PARA CON LAS ALMAS DE PURGATORIO.

CONSIDERACIÓN

La misericordia de Cristo nuestro Señor se extiende todavía a aliviar otros males y otras miserias, que son las que después de esta vida padecen las almas en aquel lugar de expiación que la fe y la razón nos demuestran llamado PURGATORIO. La caridad, y a veces también la piedad y la justicia, no es posible nos hagan olvidar a aquellos prójimos, a aquellos amigos y hermanos muy queridos detenidos en aquella cárcel, donde sufren penas verdaderamente atroces. Aquel admirable fuego que las atormenta, dice Sn. Agustín (IN Ps. XXXVII) les produce un dolor mayor que cualquier otro que pueda pasar el hombre en esta vida.

Lo mismo siente Santo Tomás de Aquino, el cual añade que este es el mismo fuego del infierno (In 40. sent). Mas esta pena del fuego, no guarda comparación con la que aflige al alma en el purgatorio, por verse alejada de Dios, pues es tan grande y acerba que, según enseña San Alfonso (Trae. OR.) si fuese aún capaz de morir, moriría por ello a cada instante. Además, estas penas, con ser tan terribles, pueden extenderse a muchos años y quizás a siglos enteros y, por otro lado, aquellas pobres almas se hallan en un estado de miseria tal que, estando como encadenadas, no pueden ayudarse por sí mismas para romper aquellas prisiones, hasta que satisfagan enteramente a la Justicia divina.

Y siendo esto así ¿cómo podría el piadosisimo Jesús, cuya misericordia la hemos visto extenderse aún a los mayores pecadores y enemigos, cómo podría, digo, olvidar a sus queridas y santas esposas, las almas del purgatorio? Ciertamente, se ofrecen por los cristianos muchas buenas obras, muchos sufragios en favor de las benditas almas del purgatorio; más estos sufragios en tanto tienen fuerza y virtud de satisfacer, en cuanto van unidos con la misericordia y caridad de Cristo. Este mismo Señor ha dejado a su Iglesia el infinito tesoro de sus merecimientos y satisfacciones, de los cuales una buena parte es aplicada al alivio de aquellas santas almas; en fin, en la renovación del sacrificio del Calvario, en el santo sacrificio de la Misa, se inmola constantemente, ofreciendo de nuevo su preciosísima Sangre al Eterno Padre, no sólo por los vivos, sino también por las benditas almas del purgatorio, para aliviarlas en sus terribles penas.

Al considerar ¡Oh cristiano! estas verdades de nuestra fe, relativas al purgatorio, penetrarse tu corazón de grande temor de la divina justicia, que así castiga faltas al parecer tan ligeras, que el mundo fácilmente tendría por escrúpulos y bagatelas, y esto en almas que le son tan queridas, para que este temor te aparte del pecado y te mueva a satisfacer en esta vida las penas que por sus culpas tienes merecidas, y, por otra parte, lleno de compasión hacia aquellas almas santas, proponte muy de veras socorrerlas con tus oraciones, limosnas, mortificaciones y otras buenas obras, sobre todo, con el santo sacrificio de la Misa, que es el mayor sufragio que por ellas puedes ofrecer.

Ojalá fueras tan generoso con estas almas que llegaras a hacer por ellas aún el VOTO DE ÁNIMAS. tan recomendado y bendecido por la santa Iglesia. Sia este grado llegares, asegúrate que te santificarás y que el Señor hará llover sobre tí los raudales de su misericordia en esta vida y, especialmente en el purgatorio, sí, como es muy probable, llegare tu alma a sufrir los rigores de esta terrible cárcel.

Meditación

ORACIÓN

¡Oh Maestro divino! que con palabras tan graves y tan tiernas nos has enseñado a amarnos unos a otros; enciende en nuestros corazones el fuego de tu caridad, que nos ilumine para conocer vivamente las penas del purgatorio y nos mueva a ofrecerte continuos sufragios en favor de las almas santas, que allí sufren indecibles tormentos. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

(Se rezan cinco Padrenuestros, en memoria de las cinco llagas de nuestro Señor, añadiendo a cada uno la jaculatoria: “¡Jesús mío, misericordia!” y se hace la petición).

Oracion Alabanzas Letanias Himno