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Día Primero

MISERICORDIA DE DIOS EN GENERAL

CONSIDERACIÓN

Después del pecado, el hombre ha quedado en un estado miserable. La tierra se le ha vuelto ingrata, no produciendo de por sí sino abrojos y espinas; con frecuencia el cielo parece de bronce y se niega a enviarle la lluvia y el rocío; los animales no le obedecen ya y no pocos le son contrarios; por todas partes se ve rodeado de peligros que no está en su mano evitar y de enemigos que no puede vencer. Sobre todo, en sí mismo ¡Cuán grande es el desorden que experimenta en todo su ser! Su entendimiento, envuelto en tinieblas, tiene la gran dificultad para conocer la verdad; su voluntad debilitada en gran manera para practicar el bien, se siente arrastrada hacia el mal por perversas inclinaciones; y su cuerpo está sujeto a continuas miserias, que no terminan sino con la muerte.

Es tan triste el estado del hombre en el destierro en que vive, que, si pensara seriamente sobre él, con facilidad se abandonaría a la continua tristeza y no pocas veces a la desesperación. Más el Señor, en su infinita bondad, se ha encargado de consolarlo y fortalecerlo, dándole a conocer su infinita misericordia y esto con palabras llenas de consuelo. Ya nos dice que su misericordia es eterna y que se extiende de generación en generación; que de ella está llena toda la tierra; es tan grande que llega hasta el cielo; que aunque todas sus obras son grandes, las mayores son las de misericordia; que se compadece de nosotros, como un padre se compadece de un hijo pequeñito; que bien puede una madre olvidar al infante que alimenta con sus pechos, pero que ÉL jamás nos olvidará, porque nos ama como a la niña de sus ojos; finalmente, a cada paso se llama el “Dios misericordioso y compasivo, el que hace misericordias, el Señor de grande misericordia”

Y no parece sino que, olvidándose de sus demás perfecciones, sólo gusta de hablarnos de su misericordia. ¿Quién será aquel tan desdichado que no cobre aliento, valor y confianza al escuchar estas dulces expresiones, salidas de la boca del mismo Dios? Pero, sobre todo en la Encarnación de su divino Hijo es donde Dios ha hecho brillar más su infinita misericordia. ¡Qué triste era la vista que el mundo presentaba entonces! La idolatría se había extendido por toda la tierra; casi todos eran esclavos, no sólo en el cuerpo, sino también en el alma, sujetos al yugo del demonio; los vicios se habían divinizado! Los hombres no conocían la compasión unos con otros; los más sabios apenas algo de las verdades más importantes; y a excepción de pocas almas pertenecientes al reino de Dios, todas las generaciones se precipitaron, arrastradas por la ignorancia y el pecado, en el abismo de la perdición eterna.

Entonces fue cuando el Hijo de Dios bajó del cielo y tomó nuestra naturaleza para sacarnos del estado miserabilismo en que nos encontrábamos. Él ha iluminado al mundo con su celestial doctrina; nos ha restituido a la verdadera libertad de los hijos de Dios; El nos ha enseñado el amor y caridad para con todos los hombres; y, con los infinitos méritos de su pasión y su muerte, ha abierto a todos los hombres la puerta del cielo cerrada desde el pecado de Adán. Admira, pues ¡Oh Cristiano! Bendice y alaba la misericordia inefable de Dios para con el hombre y lleno de confianza, espera alcanzar el alivio de tus males; más no olvides que si quieres conseguir misericordia de Dios, es necesario que tu la practiques con tus semejantes: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”.

Meditación

ORACIÓN

¡Oh Dios! Que de tantos modos nos has manifestado el abismo de tu inefable misericordia, concédenos que siendo compasivos y misericordiosos con los demás, consigamos tener parte en tu misericordia. Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.

Rezar cinco Padrenuestros, en memoria de las cinco llagas de nuestro Señor, añadiendo a cada uno la jaculatoria: “Jesús mío, misericordia!” y se hace la petición.

Oracion Alabanzas Letanias Himno